Un hombre de verdad

Le enfermaba saber que los niños y jóvenes de esa generación eran unos pendejos. Los hombres de su época aprendieron a hacerse hombres con el trabajo duro y crudo. Sin quejarse y agradeciendo la oportunidad de demostrar cuán fuertes, valerosos y excelentes proveedores podían ser. Le ofendía percatarse que las mujeres quisieran enarbolar banderas de feminismo. Esos no eran más que pretextos para no cumplir con su papel establecido por un orden divino y las buenas costumbres. Las mujeres han nacido para ser madres y esposas, cuya abnegación las hace recordadas. Cuyos silencios eran obligatorios. Las mujeres no nacieron para contradecir, sino para ser y hacer lo que el hombre pida como cabeza del hogar. Porque incluso en las sagradas escrituras aparece ya. Porque para mujeres que quieran ser sexualmente activas estaban las callejeras. Ningún hombre que se respete escogerá a una cualquiera para ser visto en público. Eso se hace a escondidas y de forma muy discreta. Había que acept...